Reportaje en Asturias Semanal: «Al rescate de la memoria perdida»

Reportaje en Asturias Semanal: «Al rescate de la memoria perdida»

En mi primer reportaje para el programa de TPA Asturias Semanal, recuperé los testimonios de tres supervivientes a los terribles años 30 en España. Tres historias que ponen la piel de gallina, cada una a su modo. Tres víctimas de la Historia con mayúscula que dan, sin embargo, una lección de vida y entereza.

Son los casos de Antonio Nieves, gallego de Escairón, conocido por el mote con el que cariñosamente lo llamaba su madre, O Narote, prestaba el servicio militar obligatorio en el Aeródromo Militar de la Virgen del Camino de León en 1934. De ideales izquierdistas, pero sin militar nunca en ningún partido político o sindicato, lideró no obstante la rebelión para cargar las bombas en los aviones que habían sido pedidos como refuerzos desde Madrid para bombardear la Revolución de Octubre en la vecina Asturias. A partir de ahí, comenzó su calvario de juicios, cárceles y clandestinidad. Hoy, a sus recién cumplidos 100 años, vive en Canido con su segunda esposa, Olga, 25 años menos y con quien se casó después de enviudar. Doy fe de su vigor (la mañana en la que lo entrevisté allí había ido a pasar la ITV del coche, conduciendo él, por supuesto) y de lo mucho que ambos se adoran. Pasó 25 años en Venezuela, lejos de la España Franquista y donde consiguió, asegura, todo lo que hoy tiene.

Poco después nació Adelina Antuña en Sotrondio, en el seno de una familia de izquierdas y con otros 13 hermanos. Criada en el libre pensamiento y de manera muy avanzada para la época, pronto abrazó la militancia socialista. Ayudó a los mineros levantados en 1934. Después, se apartó de la lucha activa, incluso durante la Guerra Civil. Al terminar ésta en Asturias, en 1937, fue juzgada y encarcelada en El Coto, en Gijón. Pasó tres años presa y después regresó a Sotrondio bajo vigilancia. Allí conoció a su marido, también marcado por la militancia política. Juntos, huyeron a Francia camuflados en un tren y después a pie por Irún. Ya en democracia, regresaron a España. A sus 95 años, es viuda y tiene un único hijo, que nació y vive y Francia. Ésta fue la primera de las entrevistas que grabamos, y tanto mi compañero, el operador de cámara Luis Díaz, como yo salimos enternecidos con ella.

Por último, Hilda Farfante, cuya entrevista fue hecha en Madrid por mis compañeros Graciela Fernández y J. Martín, supo por desgracia el significado de la guerra y el franquismo prácticamente antes de empezar a leer. Con 5 años, fusilaron a sus padres, maestros de la República sin militancia política, cerca de Cangas del Narcea. Junto a ella, sus hermanas, de 7 y 3 años, quedaron huérfanas. Huyeron con su abuelo desde la aldea de Besuyo, cuna del gran literato y amigo de su padre Alejandro Casona, a Boal. Allí, las tres niñas fueron separadas. Sus hermanas, crecieron con tíos varones, marginadas por sus esposas. Hilda reconoce que, al quedar al amparo de la hermana de su madre, su tía Guillermina, fue la más afortunada. De adolescente, emigró junto a su tía a Madrid, donde vive desde entonces y donde conoció la libertad. Conmueve el relato desgarrador de una mujer que siempre ha vivido con los abrazos robados de sus padres y con el corazón atenazado por no poder ni siquiera llorarlos. Se queja amargamente de que la democracia no haya venido aparejada de justicia y que, más aún, se haya castigado al juez Baltasar Garzón en su intento por esclarecer los crímenes del franquismo.

Duro escuchar sus testimonios y duro tener que seleccionar. Soy afortunada, eso sí, por haber escuchado al completo sus largos relatos, memoria viva de nuestro cruel siglo XX, y por haber tratado con todos ellos, nuestros testigos y nuestra conciencia colectiva. Y todo ello se lo debo a los compañeros del proyecto multimedia «Vencidxs», compañeros de la productora libre «Date Cuenta», de Barcelona. Para el documental, el libro y el canal de internet, han realizado más de 100 entrevistas por toda España. Ellos me permitieron entrar en contacto con Antonio, Adelina e Hilda. El documental verá la luz en noviembre. Por desgracia, muchos de sus protagonistas ya no podrán verlo. El tiempo nos va robando poco a poco las voces que se quedaron para contarlo.

En el primero de los reportajes de Asturias Semanal, la historia de varios cooperantes asturianos de Médicos Sin Fronteras en el corazón de África. Preciosas imágenes y testimonios. Todo ello, presentado por mi compañero Javier Cancho.